Mercado de navidad - Uppsala

El pasado fin de semana estuvimos visitando el mercado de navidad de Uppsala. Lo cierto es que también aprovechamos para visitar algunas partes de esta preciosa ciudad. Tiene gracia que llevamos trabajando aquí casi dos meses y todavía no la habíamos visitado. De este modo tuvimos la oportunidad de visitar su biblioteca, Carolina Rediviva, en la que se conserva un ejemplar de la biblia de plata. De igual forma visitamos el slott de Uppsala, que para los no iniciados en el idioma sueco es el palacio de Uppsala (jeje, yo lo se porque lo he busado, no porque sea un experto en sueco que nada más lejos de la realidad). Visitamos de igual modo su catedral, y una iglesia finlandesa (si, en Uppsala, no penséis que se nos ha ido la pinza).

Pero quizás lo más bonito fue la visita al mercado. Si bien no caimos en la tentación de comenzar a gastar y gastar, si pudimos ir de puesto en puesto. Es algo muy bonito esto de los mercados navideños y que no se da mucho allá en la tierra de D. Quijote. La verdad es que las condiciones atmosféricas contribuyeron a hacer de ese día algo especial, muy especial. Muy pronto podréis observar algunas de las fotografías que tomamos ese día.

Y ya nos queda menos para el fin de semana en ... Helsinki, Finlandia.

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Un año sin nocotina

Jeje, sin apenas darnos cuenta ya ha pasado un año, en realidad algo más de un año en el que hemos estado sin hacer uso de la nicotina y el cigarrillo. Lo cierto es que ha pasado mejor de lo que se preevía hace un año cuando tomamos la decisión de intentar dejar de fumar. No estamos en la posición de decir que hemos dejado definitivamente de fumar porque un año tampoco es mucho tiempo y en cualquier momento se puede tener una recaida. Pero por lo menos ya hemos estado un año sin la esclavitud del cigarrillo. Queremos seguir así, otro año más y lo que venga.

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Las miserias de este mundo ...

Un días cualquiera por la tarde, antes de llegar a casa espero en la estación del cercanías a que llegue ese tren que a diario toman miles de personas. Hacer frío, el día está humedo y la oscuridad hace ya varias horas que se ha hecho dueña del cielo. Escucho en mi reproductor los últimos podcast que me he bajado con algunos programas de radio: deportes, misterio, política, actualidad en general. Mientras tanto me sumerjo en mis pensamientos acerca del trabajo y de la familia, de la reciente familia que hemos decidido empezar a construir juntos, camino que iniciamos el pasado 11 de marzo. Mientras espero, me fijo en los actores de la estación: gente joven escuchando sus MP3, los revisores apurando el último cigarro antes de subirse al tren, el ejecutivo que lleva consigo la maleta de equipaje de mano porque acaba de aterrizar en Arlanda seguramente después de un viaje de negocios. También están los currantes que regresan al igual que yo a casa después de un día normal de trabajo. Pasan varios trenes deprisa sin detenerse en la estación junto al andén en el que espero. El panel anuncia que mi tren llegará en unos minutos. Todo normal, igual que siempre.

Sin embargo, mis ojos se detienen en una escena: una señora, de edad avanzada está rebuscando en los cubos de la basura, los abre esperando encontrar algo y luego los cierra sin haber encontrado nada. La señora revisa en el cajetín de las maquinas que suministran sandwhiches, refrescos y demás productos si acaso hay alguna moneda, algunas pequeñas coronas que alguien despistado se ha olvidado. Y la señora sigue de esa forma un buen rato hasta que se pierde al final de la estación. Me pregunto: ¿hay derecho a esta situación?, la respuesta obia es no. Pero lo curioso es que mientras observo a la señora el resto de protagonistas de la historia no reparan en ella, ni la miran. Ni siquiera pensamos que eso mismo nos puede ocurrir a nosotros algún día y que algo hay que hacer por acabar con estas miserias, las miserias del mundo, de nuestro mundo "desarrollado".

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Entrevista en EL DIA DE VALLADOLID

Hoy por la mañana ha aperecido en la prensa local de Valladolid una entrevista de alguien que conocemos. Resulta curioso el comprobar como la situación de esta persona se podría extrapolar a la de muchos científicos de nuestro país. Aquí está la entrevista:
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Terminamos la mudanza

Ayer por la tarde acabamos la mudanza al apartamento de alquiler de Märsta. ha sido un fin de semana intenso, con muchísimo trabajo al tener que trasladar todos nuestros trastos de un sitio a otro. Afortunadamente pudimos alquilar un coche que nos facilitó mucho el trabajo. Pero por fin ya podemos disfrutar de un espacio para nosotros que nos proporciona cierta intimidad y la posibilidad de poder alojar a las visitas de familiares y amigos. Es un apartamento cómodo, acogedor y que dispone de muchas facilidades. Lo más curioso de momento es la zona común de lavandería. Disponde de lavadoras profesionales y secadoras y hasta unas plachadoras automáticas muy curiosa. Que diferencia con las viviendas de protección social de España. Cuánto nos queda por aprender todavía.

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Reincorporado al trabajo

Después de una semana en la que hemos estado descansando en casa y recuperándonos del virus que por unos días decidió adoptar nuestra garganta como su casa, nos hemos vuelto a reincorporar al trabajo. De nuevo el madrugón que, aunque parezca lo contrario, se agradece mucho. De nuevo el trayecto en autobús y tren y de nuevo hemos vuelto a ver a las mismas personas camino del trabajo. Lo que me ha llamado la atención esta manyana ha sido el caso de una chica que estaba en silla de ruedas. Se montó en el autobús como si tal cosa y al ver las dificultades que tenía y ayudarla, de nuevo me he vuelto a dar cuenta de que soy un afortunado por poder caminar sin ayuda de dos ruedas. Muchas veces no reparamos en cosas que nos parecen cotidianas pero que para otras personas resultan en un gran esfuerzo.

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