Han pasado 6 meses y
quizás mucho más tiempo desde la última vez que tuve la ocasión
de dejar unas palabras en esta tribuna. Mucha veces por falta de
tiempo y otras por pereza, lo cierto es que tenía muy abandonado
esta tribuna. Pero en fin, aquí estamos de nuevo dispuestos a
retomar estos posts en el blog que ya tiene varios años.
Y en este tiempo ha
tenido lugar la noticia más emocionante de nuestra vida, nuestro
pequeño, Pablo Nikolaj nació el pasado 18 de diciembre de 2012. Ya
tiene casi 6 meses. En todo este tiempo hemos visto como evoluciona
de forma asombrosamente rápida una pequeña cosita que cuando nació
nos demostró lo maravillosa que es la vida. Ojalá en el futuo pueda
leer estas líneas que le dedica su padre y emocionarse de la misma
forma que me emocioné yo cuando nació él.
Al comienzo ha sido
duro. Un recién nacido cambia todo y al principio no ha sido un
camino de rosas, por mucho que cínicamente muchas personas digan que
los primeros días han sido los mejores de su vida. En nuestro caso
no ha sido así. Es necesario un tiempo de adaptación para que tanto
nosotros a él como él a nosotros nos adaptemos mutuamente. Así
como las navidades fueron de las peores de nuestra vida, la semana
santa fue uno de los mejores momentos de la misma. Y ahora, cuando ya
casi tiene 6 meses, a pesar de las malas noches o de esos momentos en
los que no sabes lo que le ocurre y te angustia el verle llorar,
podemos disfrutar de cada sonrisa y de cada mirada. Se trata de una
mirada limpia, inocente y sin maldad y de una sonrisa sincera. Creo
que es la sonrisa más sincera que uno tiene en su vida, la sonrisa
del niño. Y es agradable el cuidarle y el acunarle, el tenerle en
brazos y el ir experimentando con él sus pequeños avances que para
él son enormes logros.
Y en el tema del
cuidado, aunque al principio personalmente me dejé llevar por la
inexperiencia y quise hacer caso a las enseñanzas de un libro de un
tal Estevill, pronto me di cuenta del error y ahora disfruto
practicando la crianza natural que algunos autores llaman. Cuando el
niño llora, pues le cogemos en brazos y no pasa absolutamente nada.
Tan solo lo que necesita es cariño y eso le dan sus padres. El
método Estevill me parece una tremenda equivocación con poca o
ninguna base científica. Hay muchos pediatras que lo cuestionan y
cuando termine uno de los libros de uno de ellos pondré por aquí
una breve reseña.
Y sin ánimo de ser
pesado, escribo estas líneas en el tren de camino de Santander a
Madrid. Disfrutando de la marcha del tren en un viaje que hace años
me parecía impensable. Disfruto del transporte público y sostenible
para mañana acudcir a una reunión de trabajo en Madrid. Y en la
memoria, esa carita pequeña que cada mañana nos dedica su mejor
sonrisa. Esa carita sincera y cariñosa. Tu quiero mucho chiquitín.
Seguiremos informando
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